Madrugada que acongojas mi corazón,
con sueños que ya no son, pararlos
quisiera,
que terminase está desazón, que el
descanso perturba,
hiela la risa, mata y decepciona, con
su cruel realidad,
y mi alma lacera con inmenso dolor.
Si pruebas de la vida son, con
seguridad que la talla he dado,
con coraje y valor, he seguido.
La razón de mi mente consecuente es,
pero no así mi corazón,
¡Tonto y necio! Y me digo: ¿Si por
otro pudiese cambiarlo?
Nacer de nuevo, deseo vano,
conservando la memoria, para,
no olvidar los desmanes de los
corazones vacíos, que tanto dolor, infringen,
ir espantado de mí camino, sin iras, ni rencor, semejantes, desatinos,
que en mi rostro brille la sonrisa de nuevo y en mis sueños el sosiego, los
despertares de las mañanas alegres y tranquilas.
¡Yo te entrego, yo te doy, un corazón
lleno, todo lo que tengo y soy,
como amiga, como amor y como persona,
nada pido, nada exijo,
¿Por qué darme a cambio corazones vacíos?
…no me deis castigo.
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