miércoles, 12 de febrero de 2014

Bello instante.



Fue una tarde de verano,
cuando nuestros labios se encontraron
fue, tan solo un roce, tan solo un instante.

Labios suaves como el terciopelo, cálidos y tentadores, como,
si de una exquisita fruta se tratase.

Con el sabor de los  buenos vinos, que en su bodega esperan,
para  ser probados,
invitando a saborearlos, a recrearse.

“¡Así lo viví, así se me antojaste!”

“¡Ese roce entibio cada vena, acelero el corazón,
y hasta el tiempo se paró un instante!”

“¡Qué bello momento, mis sentidos acaricio,
la vida hubiese dado para que ese roce
se hubiese hecho eterno

No puedo haber más ternura
más cariño
más deseo, ni mayor goce,
que en solo un instante, en ese roce con tus labios,
no se… realizase !”




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