domingo, 27 de octubre de 2013

Diosa de barro


La mañana envuelve el arrecife de tu cuerpo,
ya el roció salpica tu rostro, con sus primeras gotas.
Se diría que eres una diosa, ciega tu alma, ciego tu corazón,
¡Tan bella! más la luz del día aleja esa ceguera,
la realidad se aposenta para decir que eres una triste mortal,
qué jugo a ser diosa, que busco el aplauso, la atención, la alabanza.

Cerré mis ojos para estar en tus sueños, para orar a tu cuerpo,
allí donde todo lo puedo, pero tú, ávida de clamor, te apoderaste,
de ellos, destrozando lo más puro, lo más sublime, me invitaste,
a soñarte, a amarte, para después negarme, y así , encumbrarte,
en un pedestal que, con tus engaños de diosa creaste.

Ya abrí mis ojos, sin sueños, sin amor, tú los destrozastes.
Aun así, ¿cómo hacer para no adorarte?,
Diosa de barro que ciega tú alma, que ciego tu corazón.
Esfinge y sueño, realidad latente, donde el amor más puro,
ascenderá a ser estrella, luna, cielo, corazón y alma
Tan solo para…amarte.


Mª José Ferrer González.
® Reservado todos los derechos de su autor

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